Parque de ciberseguridad que operan las empresas en el país es anticuado y tradicional. Esto ha hecho que hackers tengan en la mira al Perú. Empresas se reunirán este lunes 18 de noviembre en Lima para analizar ciberseguridad en sector Energía. https://cybersecurityenergy.perueventos.org/landing
La ciberseguridad, en general en todos los sectores de la economía, es una tendencia que aún no se expande ampliamente en el Perú, constituyendo un riesgo bastante alto para empresas y clientes. En ese sentido, el país es considerado un nicho importante para los hackers. ¿Por qué?
De acuerdo con el vicepresidente de Sophos para América Latina, Óscar Chávez-Arrieta, en el Perú no hay una fuerte implementación del «cloud security», volviendo atractivo al país para hackers que ya conocen cómo atacar rápidamente sistemas de seguridad de tecnología tradicional.
Por ello, el país actualmente cuenta con un parque de ciberseguridad anticuado, lo que resulta una gran limitante. Asimismo, otra limitante es la legislación actual, que no es de mucha ayuda. Chávez-Arrieta recuerda que en Chile hay una legislación específica que obliga, por ejemplo, al banco a decir ‘he sido atacado, vulnerado'».
«Muy similar a la regulación europea», acota, aclarando que en Perú sucede lo contrario. «No hay nadie (en el Perú) que los obligue [a los bancos afectados] a decir cuánta información de los clientes fue perdida, cuáles fueron capturados. No existe esa legislación», apuntó.
Por otro lado, el ejecutivo de Sophos señala que tampoco existe una regulación que obligue a cualquier entidad proteger los datos de sus clientes con los mínimos estándares.
A pesar de las dificultades, el representante de Sophos resalta el potencial del mercado peruano para superar a sus pares regionales, ya que «el peruano es un mercado más grande que Chile, probablemente más grande que Argentina, en términos de seguridad», dice.
«Los ejecutivos deben moverse hacia la nueva tecnología», añade.
Cifras de inversión
Actualmente, el mercado de ciberseguridad en el país es de US$180 millones, según el ejecutivo. Se divide en US$100 millones de servicios de seguridad, y US$80 millones en ‘security groups’, que es una forma de limitar acceso al personal de la empresa, mediante privilegios de usuario.
Chávez-Arrieta calcula que hacia el bicentenario, el sector experimentará un crecimiento de 22%, hasta US$220 millones, en total.