La exportación de ga natural boliviano a nuestro país es un tema de vital importancia que debe seguir siendo examinado. A continuación, César Gutiérrez, consultor y ex presidente de Petroperú, esboza una explicación sobre lo motivos bolivianos.
En Bolivia se vive una situación muy particular en las operaciones de gas natural (GN). Por un lado, este año culmina el contrato de exportación a Brasil que se tenía desde 1,999 y ya es público que habrá un recorte de la demanda del orden del 50%. De otro lado, las ventas hacia Argentina, con contrato hasta el 2026, se suspenderán al cierre del 2020, porque el país de La Plata, ya dispondrá de abastecimiento suficiente.
El recorte de la demanda de los dos contratos es del orden de 1,000 millones de pies cúbicos por día, cantidad que supera casi en 25% la demanda total del mercado peruano.
Por estas razones, la búsqueda de mercados por parte de Bolivia es una necesidad imperiosa y Perú es una oportunidad. Podría iniciarse con gas natural licuado (LNG) transportado en camiones, mientras que puedan ir estructurando una operación con transporte por ductos, experiencia tienen, operan cerca 1,300 Km de ductos en su territorio.
En los medios de comunicación la crítica a la exportación de GN boliviano hacia Perú, se ha multiplicado. El mensaje viene desde dos ámbitos: desde la afectación al concesionario de distribución de las regiones: Arequipa, Moquegua y Tacna, la empresa Gas Natural Fenosa Perú SA y el proceso en cartera de Proinversión, para otorgar la concesión de distribución en las regiones de: Ayacucho, Pucallpa, Junín, Apurímac, Huancavelica, Cusco y Puno.
Se abre una ventana de posibilidades para nuevas alianzas en las concesiones de distribución y poder disputar el proceso en Proinversión, en un mercado dominado por dos grupos colombianos: la municipal, Empresa Energía de Bogotá y la privada Promigas.
En ambos casos, el suministro del energético, por lo menos en los próximos 5 años, tendrá que hacerse con gas natural licuado (LNG). Es allí donde la venta desde Bolivia toma relevancia y se constituye en una competencia a la producción de los lotes 88 y 57; donde los operadores se han sentido a sus anchas más de una década.
Para comercializadores, que existen, y son agresivos en la captura de mercado, representa una oportunidad para competir por los clientes industriales, las condiciones en las que se otorgó la concesión a los distribuidores existentes lo permiten.
Pero no solo eso, el hecho abre una ventana de posibilidades para nuevas alianzas en las concesiones de distribución y poder disputar el proceso en Proinversión, en un mercado dominado por dos grupos colombianos: la municipal, Empresa Energía de Bogotá y la privada Promigas.