Por: Jorge Manco Zaconetti
Es una buena noticia para el sector, para el país, y la economía la declaración de los altos funcionarios de Petrotal, empresa junior de capitales canadienses, de pasar a la fase de explotación comercial en las operaciones del lotes 95, ubicado en la selva nororiental en la cuenca del Marañon en Loreto, con inversiones realizadas por más de 300 millones de dólares y comprometidas en los próximos cinco años por un poco más de 365 millones de dólares, a pesar de las oscilaciones de los precios del petróleo.
Ante una coyuntura política plagada de escándalos, de investigaciones de corrupción que paralizan la economía a pesar de las declaraciones del presidente del BCR que supone que “la corrupción no afecta el crecimiento económico”; con las desesperadas solicitudes de asilo de ex mandatarios que huyen de la justicia, y la descomposición de la oposición fujimorista en el Congreso de la República, entre otras noticias, resulta positiva la presencia del presidente de la república y del ministro del sector respaldando a Petrotal, en estas declaraciones que refuerzan la confianza de las inversiones en el país.
En un futuro próximo se espera que la producción del lote 95 que abonará 5 por ciento de regalías como la mayoría de contratos de exploración, alcance una producción de 10 mil barriles diarios, y dichos volúmenes se conecten al Oleoducto Norperuano para rentabilizar este activo que experimenta frecuentes sabotajes, perforaciones de manos de terceros que terminan en indeseables derrames de crudo que captan la atención de la opinión pública por la contaminación ambiental provocada.
Lo cierto y evidente es que el Oleoducto Norperuano debe ser modernizado y sobretodo mejor vigilado pues en el mediano plazo la producción solamente de la selva norte puede superar los 60 mil barriles día, con la plena operación del lote 192 donde se podrían extraer 20 mil B/DC barriles por día calendario, que sumadas a las operaciones del lote 8 (10 mil B/DC), con la reciente inaugurada Petrotal que en los primeros años extraerá cerca de 10 mil B/DC, más la producción futura de Perenco del lote 67 (15 mil B/DC), GeoPark/PetroPerú (5 mil B/DC)
SUPERAR EL MERCANTILISMO
También resulta una necesidad superar o disminuir el crónico déficit de la balanza comercial de hidrocarburos en especial de petróleo, pues cada día la producción de crudo disminuye de forma alarmante. De allí, la positiva noticia del anuncio de la explotación comercial del lote 95 donde desde el 2005 se han realizado estudios de sísmica, perforaciones.
Si no fuera por las reservas de gas y líquidos de gas natural provenientes de la Gran Camisea, lote 88, lote 56 y 57, la realidad hidrocarburífera de nuestro país, que está conformada por el petróleo, gas y líquidos de gas natural, sería dramática, insostenible si los precios del crudo se mantuvieran por encima de los US $ 100 dólares el barril.
De allí que apostar por la autonomía y soberanía energética supone e impone una visión integral de promoción del sector ajenas al favoritismo mercantilista como se ha querido sorprender en el Congreso de la República tratando de imponer un proyecto de ley de Hidrocarburos que tenía como objetivo central prorrogar por 30 años adicionales a los contratos que tienen fecha de vencimiento antes del 2026.
En tal sentido, nuestra discrepancia fundamental con la agencia estatal de contratos PerúPetro y el propio Ministerio de Energía y Minas, está en relación a la extensión graciosa por 30 años adicionales a las empresas petroleras que tienen contratos con fecha de vencimiento próximo. El país debe apostar por la transparencia y competencia y las buenas prácticas.
Por ello, debemos apostar por las inversiones de riesgo, por la perforación exploratoria que nos permita descubrir y explotar nuevas reservas de crudo. Si bien las reservas del lote 95 que por ahora suman los 40 millones de barriles entre reservas probadas y probables, de un crudo pesado de 18.5 grados de densidad, al igual que el petróleo del lote 192, en un futuro próximo dichos hidrocarburos podrán ser tratados en la refinería modernizada de PetroPerú en Talara que en el 2021 podrá refinar crudo pesado para obtener combustibles limpios con 50 partes por millón de azufre.
UNA NUEVA LEY DE HIDROCARBUROS
Una nueva política de hidrocarburos no debe privilegiar solamente los intereses de las empresas privadas que pretenden una indebida prórroga contractual en los contratos de explotación.
Debe promover los contratos con inversiones de riesgo, si bien es conocido que los recursos del lote 95 se conocían desde los años 1970, y la empresa Gran Tierra Energy transfirió los activos y el contrato a Petrotal en diciembre del 2017, esta última adoptó la decisión de pasar a la etapa de explotación comercial, a diferencia de otros contratos firmados que tienen reservas descubiertas pero no pasan a la fase de explotación.
Una nueva política energética debe apostar por la masificación del gas natural que se constituye en el energético más abundante que nuestro país tiene; sin embargo Colombia con menores reservas probadas de gas natural tiene más de 8 millones de usuarios que se benefician de la cultura del gas en términos de precios y ambientales, mientras en nuestro país no superamos las 500 mil familias.
En cambio en nuestro país las empresas son los titulares de las “moléculas de los hidrocarburos”, deciden en última instancia sobre el destino final de los mismos, por tanto la masificación del gas natural no resulta una prioridad nacional si de por medio no están aseguradas las mayores tasas de rentabilidad.
Es más, una nueva ley de hidrocarburos debe apostar por la reestructuración de PerúPetro que funciona más que una agencia de contratos como una extensión de los gremios empresariales, donde sus altos representantes rotan del ámbito estatal al privado y viceversa con la mayor naturalidad en nombre de la modernidad y globalización.
Como diría el poeta César Vallejo “hermanos hay mucho que hacer” desde el punto de vista nacional y regional al servicio de las grandes mayorías, pues los hidrocarburos deben estar a disposición de las familias, las empresas y el desarrollo con el debido respeto ambiental.