Por: Pedro Gamio Aita. Exviceministro de Energía
Hoy el sector energía acumula problemas. Debemos avanzar hacia una transición energética eficiente, usando gas natural y energías renovables. El primer problema es la reducción de las conexiones a gas para el próximo quinquenio, cuando se llegó a un récord de 160,000 conexiones en Lima.
En un año se ha hecho lo logrado en siete años. Paradójicamente se ha aprobado un plan quinquenal mutilado, que reduce a la mitad el objetivo anual. Esto se estaría resolviendo pronto, según declaraciones del viceministro, pero es importante que Osinergmin respalde un plan flexible y agresivo.
El segundo problema es que el Bonogas solo funciona en Lima, Callao e Ica. ¿Acaso no hay familias pobres en otras ciudades del país con concesiones de distribución de gas natural? La masificación del gas es un escudo que protege el bolsillo de las familias peruanas y permite a la economía ser competitiva y avanzar en la transición energética.
El tercer problema es la judicialización de la política energética, que condena a ciudades como Piura a pagar más caro el suministro energético en los hogares. Esto se puede resolver si hay decisión política. No se puede detener el país por un litigante.
El cuarto problema es el retroceso en la masificación del gas para el sistema de transporte. Se necesita un bono del chatarreo robusto usando el FISE, con un crédito accesible, vehículos nuevos, garantía del fabricante y un precio promotor. A los precios actuales, el GNV presenta ahorros de hasta 50% en comparación a la gasolina y el diésel, y de 30% con el GLP. Se debe equiparar la regulación del GLP con el GNV, en cuanto a certificaciones, mantenimientos e inspecciones. Para el transporte de carga pesada y buses interprovinciales usar GNL es una opción competitiva, debido a la autonomía que otorga al vehículo, entre 1,000 y 1,400 km.
Actualmente solo el 7.9% del parque de transporte público de Lima usa GNV, en cuanto a camiones solo el 0.3% en Lima usa GNV y a nivel de vehículos livianos, el 12.7%. Hay mucho por hacer. Hoy exportamos gas barato y más limpio e importamos petróleo y derivados más caros y contaminantes.
De otro lado, se deben igualar las unidades de medida en la pizarra de los grifos, m3 vs. litros, para evitar confundir a los usuarios. Corregir lo que está pasando con el subsidio del GLP envasado que termina vendiéndose como GLP a granel, contrabando interno que distorsiona aún más los precios de un producto que hoy de nuevo importamos. Deben instalarse puntos de recarga de GNV en toda la carretera Panamericana.
El quinto problema es el descreme de las concesiones del norte y el sur, que demoraron y hoy sus más rentables clientes ya son atendidos por comercializadores independientes. El sexto problema es el gasoducto del sur, donde falta oferta suficiente de gas y demanda para su dimensión. La falta de planeamiento y decisiones perjudica al país.