El Banco Mundial prepara como mejor puede su “Perspectiva de los mercados de commodities”, pues sabe que los productores y compradores de todos los países del mundo estarán atentos.
El panorama de precios para las materias primas en los próximos 10 años confirma que seguirán a la baja por un largo periodo, lo que cuestiona las bases en que se ha asentado el modelo económico peruano durante los últimos 25 años. Recordemos que los ingresos por materias primas representan más del 60% de las exportaciones y el 20% de los ingresos fiscales.
Eso es lo que afirma el Grupo de Prospectiva del Banco Mundial –liderado por su vicepresidente– en el Informe Semestral del pasado lunes con los pronósticos de precios hasta el 2030 de los principales productos básicos: cultivos agrícolas, fertilizantes, hidrocarburos, minerales y metales preciosos (1).
El Banco Mundial prepara como mejor puede su “Perspectiva de los mercados de commodities”, pues sabe que los productores y compradores de todos los países del mundo estarán atentos. Y si bien no existe bola de cristal para “ver” el futuro, cada empresa los utiliza para su plan de inversiones y actividades de mediano y largo plazo. Lo mismo debieran hacer los países productores, bajo responsabilidad.
Al Perú le interesan los minerales, por el impacto ya señalado. Y los pronósticos del BM son desfavorables en todos los casos. El cobre, que alcanzó precios cercanos a los 4 dólares por libra durante el super ciclo, cerrará en $ 3.06 promedio este 2018 (hoy el cobre está en $ 2.80/libra). Y cae todos los años de aquí al 2030, en que su precio sería $ 2.67/libra, 13% menos.
El oro, que estuvo en US$ 1,400/onza durante el super ciclo, cerraría ahora en US$ 1,304 promedio anual (hoy está en 1,232) y caería a $ 923/onza en el 2030, 30% menos. Se constata la misma tendencia en el plomo, estaño, zinc y plata. Los ingresos fueron US$ 25,400 millones (ver cuadro), el 56% de los US$ 44,000 millones de exportaciones totales del Perú en el 2018.
¿Por qué caen los precios? Dice el BM que por razones estructurales: en los últimos 20 años la demanda aumentó debido a que China necesitaba cada vez más “commodities” para sustentar su proceso de industrialización orientado a la exportación. Pero ahora “la economía china ha madurado y se orienta hacia actividades menos intensivas en ‘commodities’, por lo que es probable que esa demanda se estabilice. Y es poco probable que esta brecha sea cubierta por otros mercados emergentes (India, Brasil), por lo que la demanda puede disminuir” (1).
También hay razones coyunturales: el aumento de las tasas de interés en EEUU y la apreciación del dólar (encarece el precio de las materias primas, denominadas en dólares), el aumento de las tensiones comerciales entre las principales economías del mundo y las presiones sufridas por los mercados financieros en algunos países emergentes y economías en desarrollo (Argentina, Turquía).
Entre las coyunturales destaca la guerra comercial (alza de aranceles, provocada por Trump). Dice el BM que “se ha debilitado el crecimiento del comercio lo que también ha impactado en el crecimiento económico lo que, a su vez, ha causado la caída en los precios de los ‘commodities’, particularmente de los metales”.
Esto tiene efectos de corto, así como de mediano y largo plazo para un país dependiente de los “commodities”. En el corto plazo, el menor ingreso de divisas revaluará al dólar, como ya sucede. Y también reducirá los ingresos fiscales. Por tanto, lo mínimo que se esperaba del MEF es que hubiera procedido a modificar sus proyecciones de precios, elaboradas en el I Semestre.
Pero no. El MEF sigue diciendo que este año los ingresos fiscales aumentarán y que eso le ha permitido “adelantar al 2018 la reducción del déficit fiscal”. Para ocultar este despropósito, el MEF está recortando la inversión pública para así “cumplir” con la autoimpuesta reducción adelantada del déficit fiscal, lo que frena el crecimiento. ¿Lo sabrá Vi-Vi? Como el presupuesto 2019 está elaborado con los mismos supuestos, la Comisión de Presupuesto del Congreso debe cambiarlo.
Finalmente, hay que ver el enlace del corto con el mediano y largo plazo, lo que el MEF rechaza: de un lado, defiende a rajatabla el “piloto automático” y, de otro, se niega a apostar por la diversificación productiva para reducir la dependencia. No se mueven un ápice, aun cuando el Banco Mundial les diga:
“Para el 60% de países del mundo que son mercados emergentes y economías en desarrollo que dependen de las exportaciones de materias primas para divisas e ingresos fiscales, estos pronósticos de precios de los commodities –ha habido un “cambio de guardia” estructural– refuerzan la necesidad de diversificación económica y del fortalecimiento de los marcos de políticas”. ¿Diversificación económica? No se oye, padre.
1 Special focus, “cambio de guardia: modificaciones en la demanda de ‘commodities’ industriales”, en www.Woldbank.Org/commodities.