En el año 2014, se inició una crisis de la industria del petróleo por la caída brusca del precio internacional, que estaba alrededor de los 100 dólares de enero a julio y cayó progresivamente hasta un promedio de 30 dólares en diciembre del 2015. Esta situación llevó a todos los países de la región a tomar medidas correctivas (normas) que permitan sostener los niveles de su producción petrolera, y otras medidas promotoras para mantener el interés internacional de invertir en sus países. En el Perú, hasta el día de hoy no se hizo nada, y como consecuencia de ello, hoy tenemos el nivel de producción petrolera más baja de los últimos 40 años (Figura 1), y en los últimos 3 años se han resuelto de manera anticipada 27 contratos porque no pudieron superar los problemas sociales y ambientales para realizar los trabajos de exploración y/o porque no era económicamente viable continuar con la inversión en las condiciones pactadas.
Esta situación está originando una sensible reducción de los montos de canon y sobre canon que reciben las regiones productoras. La figura 2, muestra el comportamiento de los montos recibidos por este concepto en las regiones de Piura y Tumbes en los últimos 10 años y claramente se observa que, ante la caída de los precios, la única salida es incrementar la producción por esta razón se ha planteado modificaciones a la Ley Organica de Hidrocarburos (LOH) como primer paso a la recuperación del sector.
El proyecto de ley propuesto, tiene algunos cuestionamientos con poco o ningún sustento, y peor aún, se hacen sin acompañar alternativas que logren los objetivos de incrementar la producción y atraer nuevas inversiones en el sector.
Lo primero que tienen que entender los políticos y la población en general, es que el Perú compite con todos los países de la región para atraer empresas petroleras importantes para explorar los campos con potencial, y en esa carrera estamos retrasados. El Perú sigue siendo uno de los países más atractivos para invertir en la región, con niveles de inflación bajos, con estabilidad económica, con respeto a los contratos y las inversiones; llegan inversionistas y empresarios de todos los sectores, sin embargo, las empresas del sector hidrocarburos son la excepción. El Perú es el único país de la región en el que no tienen actividad las denominadas empresas “majors”; Shell, Exxon Mobil, Conoco Philips, Total, Statoil, entre otras; que si operan en Venezuela, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, etc.; la razón principal, el Perú no tiene condiciones competitivas comparadas con estos países en términos de regalías, problemática social, gobernabilidad y exigencias ambientales.
Los cambios propuestos a la LOH es sólo el primer paso para recuperar la industria petrolera y gasífera del País, y están enfocadas en incrementar la producción petrolera en corto plazo con las empresas que hoy vienen operando en Perú, sin embargo, no son suficientes para atraer inversiones en exploración que permitan reponer las reservas que se han consumido en los últimos años.
Los problemas de sector hidrocarburos son muy profundos y una nueva ley no es suficiente para resolverlos, se requiere dar un golpe de timón muy fuerte y tomar algunas medidas complementarias, las cuales pasamos a enumerar:
1.- Se requiere que el impulso al desarrollo de la industria sea una política de Estado. Esto significa que, como en el caso de México, Colombia, Argentina, Bolivia y otros, sea el Presidente de la República quien lidere los cambios necesarios, promoviendo acuerdos entre las autoridades del MINEM, MINAM, Congreso de la Republica, Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales respecto a la importancia de la industria para el país y la región, desde la perspectiva de generación de empleo directo e indirecto, regalías, canon y bienestar de la población.
2.- Se requiere repotenciar a Perupetro, bajo el mismo nombre o el propuesto por el proyecto de ley en discusión, que la denomina Agencia Nacional de Hidrocarburos. Independientemente del nombre, lo importante es la independencia que requiere para negociar contratos y desarrollar funciones de estímulo, acompañamiento y supervisión mas cercanos a las empresas concesionarias. También requiere autonomía para contratar funcionarios de primer nivel con salarios acordes al mercado petrolero.
3.- Se requiere diferenciar las exigencias ambientales en las diferentes etapas del proceso de exploración. Las actividades de superficie, tiene un impacto leve sobre la zona de trabajo, mientras que la perforación de los pozos exploratorios tiene un impacto mayor. Si el pozo exploratorio es exitoso, el desarrollo del campo tiene otro impacto mayor y por lo tanto, en cada caso la exigencia debe responder a esos riesgos. El Perú necesita impulsar mucho trabajo de superficie, incluido estudios de sísmica, con exigencias ambientales acordes con su impacto potencial, para tener información útil y actualizada de los campos que permitan interesar a las empresas a invertir en el País.
4.- Se requiere elaborar una línea base ambiental para las diferentes cuencas y etapas de las zonas a explorar. Esto es, una línea base para lotes offshore, una línea base para lotes en tierra (costa) y una línea ambiental para lotes en selva. De esta forma, se reducirán los tiempos de elaboración de los estudios de impacto ambiental que suelen tomar varios años, y es uno de las principales desventajas que tenemos frente a los demás países de la región.
5.- Se requiere un trabajo conjunto entre autoridades, Perupetro y las empresas para trabajar con las poblaciones aledañas a las operaciones, la elaboración de programas de desarrollo e inclusión de sus pueblos para alcanzar acuerdos de convivencia y mutuo beneficio.
6.- Se requiere que haya un proceso permanente de supervisión en el cumplimiento de los compromisos asumidos, por las empresas, por las poblaciones y por las autoridades bajo el liderazgo de Perupetro, Osinergmin, OEFA y Contraloría de la Republica, según corresponda en cada caso.
Las acciones sugeridas no significan retroceso alguno a las normas ambientales ni a los derechos de las poblaciones indígenas; sino que lo que buscan es colocar al Perú como un país competitivo para atraer inversiones en exploración y explotación petrolera dentro de un marco de respeto al medio ambiente y de convivencia pacífica y de beneficio mutuo con las comunidades aledañas a sus operaciones. En definitiva, la búsqueda de una actividad rentable, eficiente y respetuosa con su entorno, que comparta con una población mejor informada y orientada, los beneficios que esta industria genera.