Pedro Gamio, ex Vice Ministro de Energía y consultor afirma que no tiene sentido que el costo regulado del gas para transporte y hogares sea más caro que para el sector eléctrico.
La forma eficaz de ganar en competitividad y ser más resilientes frente al cambio climático es avanzar en la transición energética. Como lo hacen Alemania, Corea, Japón o Chile. Se trata de una combinación eficiente entre gas natural y energías renovables.
Debemos reemplazar el diésel en el transporte. Para ello necesitamos un conjunto de medidas articuladas y que respondan a un planeamiento.
No sólo se trata del establecimiento de más estaciones de servicio de GNL y GNC en el país, también debemos sacar adelante un programa robusto de chatarreo y un sistema de crédito que permita avanzar a paso firme en el cambio de la matriz.
Hay una flota vieja por chatarrear. El análisis costo beneficio nos muestra que el gas natural en transporte, es una oportunidad que estamos perdiendo. No tiene sentido que el costo regulado del gas para transporte y hogares sea más caro que para el sector eléctrico, esto gradualmente debe corregirse, favoreciendo al mercado de transporte y hogares, con un menor costo.
Esto no afecta la retribución del operador de Camisea, es sólo un cambio en la regulación interna de precios del lote 88. El déficit fiscal y la amenaza latente de una subida importante del precio del petróleo, que mayoritariamente importamos nos llevan a dejar la inercia.
El Fondo de estabilización de precios de los combustibles se ha convertido en un subsidio al GLP o propano butano envasado, que por su menor precio es desviado al consumo del mercado a granel, generando un contrabando interno que perjudica al mercado formal y la caja fiscal. Además hemos vuelto a importar GLP.
Necesitamos reducir nuestra dependencia del GLP y diésel importado. Hoy exportamos gas metano barato y más limpio e importamos petróleo caro y contaminante. La masificación del gas natural vehicular está frenada y eso significa un mal negocio para el país.
Los consumidores pueden ahorrar hasta 50% usando gas natural vehicular (GNV). Además el GNV genera menos emisiones de CO2 que el diésel, las gasolinas y otros derivados de los hidrocarburos. En el caso del gas natural para hogares, el ahorro es enorme, se paga la cuarta parte del recibo de luz, no sólo es la therma o la cocina.
De llegar a un record el 2017, con 140,000 conexiones en la capital, se ha reducido el compromiso a la mitad por año. Es urgente flexibilizar el plan de inversiones, corregir errores y que el Ministerio de Energía incentive un programa nacional más agresivo.
Los gobiernos locales no siempre son amigos de las inversiones, ha ocurrido con las redes de gas natural, muchas veces se traban las obras por exigencias .burocráticas desmesuradas o corrupción.
Las concesiones de distribución en el norte y sur del país están amenazadas por cuanto se ha descremado la principal demanda existente, por el avance de otros comercializadores. El Estado1 Importamos 200 mil barriles diarios de petróleo y derivados2 3.5 veces más caro demoró en el proceso de ejecución de la licitación, habiendo otorgado exclusividad en las áreas asignadas.
Esto afecta el punto de equilibrio técnico económico de los contratos. Esto debe y puede ser corregido. Otro caso es Piura donde la población paga S/ 42 por cada balón de GLP, pudiendo usar gas natural más barato y con mayor poder calórico.
Son ya varios años de una promesa incumplida. El FISE es un mecanismo de política de inclusión social del Estado destinado a expandir la frontera energética. Se debe apoyar la masificación del uso del gas natural, residencial y vehicular, en estos sectores vulnerables en el interior del país.