- Los combustibles aumentan también por los precios internacionales. En el Perú los precios internos están determinados por estos. ¿Cómo superar esta situación? La respuesta ya la tiene Lima.
La polémica acerca del ISC a los combustibles es solo un indicador de problemas energéticos más graves: el 86% de la población dice que el alza de la gasolina la afectará y el 96% (ojo), dice que sobre todo afectará a los sectores de bajos ingresos (Encuesta Nacional GfK, La República, 27/05).
En Cusco y Puno se han realizado paros y se dice que vienen más. El tema de fondo: los combustibles aumentan también por los precios internacionales. Y en el Perú los precios internos están determinados por estos. ¿Cómo superar esta situación?
La respuesta ya la tiene Lima. El gas natural vehicular (GNV) cuesta la mitad que los combustibles y, lo importante, su precio NO está determinado por los precios internacionales porque proviene de Camisea, que tiene precios regulados. Si hubiera GNV en la Región Sur, ese beneficio también los alcanzaría.
En Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna se consumen 1.8 millones de galones diarios de combustibles líquidos (sin incluir GLP). Si buena parte del transporte entre y dentro de estas regiones accediera al GNV, el alza del petróleo y del ISC no tendría el impacto actual. Y con conexiones de gas domiciliario, a los hogares tampoco les impactaría el alza de los balones de GLP –que también se rige por precios internacionales-.
Los paliativos no resuelven el problema. En Bolivia, el plan de masificación de la estatal YPFB del 2006 tiene 853,000 conexiones en todo el país.
Por tanto, es necesario un Plan de Masificación. Para el sur, eso no sucede porque el Gasoducto Sur Peruano (GSP) está parado desde enero del 2017, pues no consiguió financiamiento por la corrupción de Odebrecht. Urge “encapsular” los problemas administrativos (y aquellos en que se dice hay corrupción, para que la justicia resuelva de acuerdo a ley) y volver a licitar el GSP a la brevedad.
Hoy no hay ese Plan. En Pampa Melchorita, Peru LNG ha instalado un cargador que venderá 20 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) en el mercado interno, mientras exporta 620 mmpcd a precio vil. La mitad irá a concesiones en el norte (Quavii, de Promigas) y la otra mitad al sur (Fenosa, que no incluye a Cusco y Puno). Esa cantidad es irrisoria: en Lima, solo en GNV se consumen 62 mmpcd.
Los paliativos no resuelven el problema. En Bolivia, el plan de masificación de la estatal YPFB del 2006 tiene 853,000 conexiones en todo el país, beneficiando a 4.2 millones de personas, el 40% de sus 11 millones. Nuestras 650,000 conexiones (600 en Lima y 50 en Ica) desde el 2004, llegan a 3,2 millones de personas, el 10% de los peruanos. La sola comparación nos da envidia ajena.
Más allá del ISC, el Estado tiene que masificar de verdad. Y los privados sumarse a ese esfuerzo. No al revés. Se puede hacer. Solo hay que tener voluntad política.